lunes, 26 de enero de 2015

Respeto y Tolerancia

Educar en el respeto y la tolerancia es un complemento de la educación de la libertad. Vivir estos valores es amar la dignidad de la persona y respetar su intimidad. No podríamos entender la libertad si no la contempláramos como una apertura hacia los otros. Hoy en día se habla mucho de esos temas, pero pocas veces se viven. No hay más que ver cuando se reúnen unas cuantas personas…
¡¡que pocas escuchan!!…
mas bien cada uno dice lo suyo sin dejar intervenir al resto y se constata que todos y todas hablan a la vez. La palabra respeto se utiliza a menudo en los debates de televisión, pero sólo se usa para seguir dominando a los demás, parecen entender que quien grita más es el más fuerte ¿?
Nos acometen defectos que pueden entorpecer el respeto y la tolerancia como:
El amor propio: nuestro primer enemigo y lo llevamos dentro de nosotros “el amor propio” que suele ser mal consejero. Nos hace creer que siempre tenemos razón y nos cuesta aceptar que los demás no piensen lo que pensamos nosotros. En educación esto es un problema, pues tenemos que admitir que existe otra manera de pensar y de actuar que no tiene porque ser la nuestra. No debemos ser rígidos al defender nuestras ideas y tener la mente abierta
Confundir tolerancia con el relativismo: esta actitud que se traduce en frases como : “la mayoría piensa” “se dice”, “todo es bueno” “los tiempos han cambiado” “todos lo hacen”, etc., es bastante grave, pues donde no hay distinción hay confusión
La falta de confianza: muchos de los conflictos de convivencia surgen por la falta de diálogo, base de la comunicación. Sin diálogo no tendríamos capacidad de comprender, ni elementos de juicio, ni saber que piensan sobre todo nuestros hijos (que son a los que tenemos que educar en el respeto) de temas importantes como la vida, la sexualidad, el ambiente callejero, las drogas… si no le damos opción a explicarse por miedo a nuestra rigidez no podremos opinar sobre que les conviene.
Actitud negativa: tenemos que ser positivos para actuar con serenidad y ocuparnos con tranquilidad de los temas que les preocupen especialmente en la adolescencia. La verdad lucirá mejor siempre que sea defendida con amabilidad, constancia y sin violencia.

Las ideas se proponen, no se imponen”

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